Muy desdichados son aquellos que son espiados. Un hombre y una mujer Abelardo y Eloisa se amaron, y no me cabe la menor duda que la castración de Abelardo ordenada por el tío de Eloisa se debió a una cuestión de celos. No pudo soportar que su sobrina amara a otro hombre. Pero llevando a cabo esta acción, encadenó el sentimiento de ella al amor más apasionado y perdurable.
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