sábado, 29 de diciembre de 2012

Enriquecerse








En el siglo XIV , los ingleses, en la guerra de los cien años, obtienen una victoria contra los franceses en Crecy. En ella el protagonista fue el príncipe negro. Cuando regresó de la batalla, su padre, Eduardo III, le organizó grandes festejos, y en ellos se evidenció como las personas poderosas pierden su compostura. Tal es el caso de algunos eclesiásticos, que olvidaron la leyes canónicas, forraban sus capas de piel, llevaban puñales, sortijas. Es decir el abandono de los trajes implica el abandono de las almas. Ellos imitaban  a los caballeros, no conservaban la tonsura, su pelo era largo, lo llevaban hasta los hombros. Olvidaban sus obligaciones y sobre todo una realidad. La fortuna es cambiante y el poder perecedero.

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