domingo, 13 de enero de 2013

El caballero sublimado


El caballero debe ser valiente, alegre, cortés, e instruido, liberal y leal, sin necedad y bienhablado sin villanía. Todo esto debe ser el caballero, y que sea también orgulloso y altivo contra los enemigos y bondadoso con sus amigos. Y os digo, pese a quien pese, que en realidad no hay caballero sino aquel que ha atacado a otro caballero y se ha llevado su escudo en torneo o batallas. Por esto os digo decididamente que os conviene obrar de modo que con justicia recibáis el nombre de caballero. Porque con derecho es llamado caballero el que se ha experimentado en las armas hasta tal punto que él es alabado por ello. Quiero que sepáis que el día de hoy os conviene hacer cosa que se deba recordar bien, pues todos los caballeros noveles deben iniciarse altamente, y el que no tiene un buen principio su mérito le llega tardíamente.[1] No se puede dudar que el caballero, así definido, es un ser imponente y pertenecer a la orden de caballería es una dignidad muy grande

... esta orden de caballería es tan grande y tan noble que el que es caballero no debería ocuparse de cosa alguna que sea baja ni de cosas viles y cobardes, sino que debería ser tan fuerte y orgulloso como el león cuando persigue a su presa y, por lo tanto es mi deseo que este día demostréis tanto valor como siempre acostumbráis. Esta es la razón de que os haya puesto a la vanguardia de la batalla, para que podáis ganar honor, de otro modo vuestras espuelas no estarán bien puestas en vuestros talones.[2]



[1] Dumart le Galois S XII. Véase M.Keen, La caballería., pág.112. Barcelona,1986.
[2] J. de Froissart, Crónica, edición a cargo de Victoria Cirlot y J.E. Ruiz Domenech. Madrid, 1988.

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