martes, 8 de enero de 2013

Guillermo IX primer trovador


 Guillermo  IX, conde de Poitiers y duque de Aquitania. señor feudal tan terrible como simpático lo era con sus compañeros. Casado con la viuda del rey Sancho Ramiro de Aragón, es el hombre provocativo, inmoral,  ¿carente de sentimientos?
Excomulgado por su conducta y comportamiento con la iglesia, desterrado, el hombre que parece estar lejos del sentimiento y del dolor  abre su alma en un poema donde  se escapa a borbotones su pensamiento sufriente. Nos explica lo que supone ser desterrado, no prestar servicios en Poitou ni en Lemosin, enfrenta el destierro con gran dolor y miedo ¿miedo Guillermo?, sí tiene miedo no por él sino por su el hijo que deja a merced de sus enemigos. Sus sentimientos, su vida pasa por un poema porque él como todos las personas necesita expresarse.
Pues de cantar me ha entrado deseo,
Haré un poema con lo que me duele;
Nunca más prestaré servicios
Ni en Poitou ni en Lemosín
 Partiré ahorahacia el destierro ;
En gran pavor, en gran peligro
Y en guerra a mi hijo abandono;
Mal lo tratarán sus vecinos
¡Qué cruel se me hace partir
del señorío de Poitou!
Dejo el cuidado de Falcón de Angers
Toda la tierra de su primo
Si no se muestra esforzado y sabio,
Cuando me haya partido de vosotros,
Pronto lo harán caer a tierra,
Al verle joven y desvalido
Por piedad ruego a mi compañero;
So le hice sinrazón, que me perdone,
Y que a Jesús del cielo rece
En romance y en su latín
Fui amigo de bravura y alegría,
Más ahora de ambas me saparo,
Y me dirigiré hacia Aquél
En quien todo pecador halla reposo.
Muy jovial y alegre he sido,
Más Nuestro Señor ya no lo consiente:
No puedo ahora sufrir más el peso,
Tan cercano estoy del final.

He abandonado cuanto  amar solía; caballerías y vanidades;
Y, pues a Dios le place, todo lo acepto
Y le ruego que me tenga con Él
Ruego a mis amigos que, a mi muerte,
Vengan todos y mucho me honren;
Pues he mantenido, solaz y alegría
Lejos y cerca en mi casa[1]

En este poema está contenido la verdad de Guillermo, su miedo por lo que ocurra con su hijo, el abandono no sólo  de  sus actividades en su tierra conocida, sino de su ambiente, de su vida, de sus amigos.  En esta triste situación reconoce que  su alegría, su excesiva libertad e impiedad deben quedar atrás y que  ha llegado el momento de reflexionar sobre lo que hizo y sobre lo que debe pedir disculpas, y este personaje extraordinario, conocedor de instrumentos  musicales y hombre de gran sensibilidad, deja de ser el libertino para expresar sus sentimientos. La muerte le puede estar rondando, no hay nada más triste que morir en tierras desconocidas por eso ruega, solicita y desea que todos aquellos que se divirtieron con él, sus amigos, cuando él muera estén junto a él. La Muerte no debe ser vivida en el destierro, ni en la soledad.

BELLEZA Y CRUELDAD EN LA EDAD MEDIA



[1]  Carlos Alvar, poesía de Trovadores y troveros y Minnesinger, pp, 87 y ss. Madrid 1982

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