sábado, 1 de junio de 2013

Refectorio

El Refectorio.  Recinto amplio. Verdadero lugar comunitario, un espacio más de convivencia. Aquí el lugar preferente lo ocupaba el abad rodeado por los más ancianos de la comunidad. Todos los monjes reunidos en el refectorio rezaban con el abad y se sentaban cuando él se sentaba. Todos en silencio. Era quizá el espacio más luminoso. Todo él se llena con mesas toscas de madera, en ellas, las copas que un hermano llenaba de vino, la escudilla y un pedazo de pan. Esos monjes están obligados a tomar la poca comida sin ruido, en silencio, escuchando un pasaje de regla elegido . Nunca sabremos si a veces algunos se quedaban con ganas de comer más, o un poco más variado. En cualquier caso el solo pensamiento dañaría el honor de la comunidad por desear un poco más de ración en la colación. Legumbres y carne en algunas ocasiones. Austeridad en el recinto y en la comida. En un verdadero monasterio no hay manteles sobre las mesas, ni copas de oro, ni vajilla. Hay escudillas, copas de latón o incluso de madera. El silencio preside también la hora de la comida, silencio total, recogimiento perfecto para escuchar la lectura que se realiza mientras se come. La comida frugal. Pero la dieta que ellos ponían en marcha parece haber sido decisivo para hacer de los monjes personas más longevas que los que comían de otra forma. En las proximidades del refectorio suele mencionarse un conjunto de recintos como lavatorium, cocina y calefactorium. Todos estos recintos están unidos a la vida de los monjes. En el lavabo se rasura a los monjes y en el calefactorium se permite estar a los monjes con debilidad para que se reconforten en un lugar templado y caldeado. Aquí cuatro veces al año, en febrero, abril, junio y septiembre, el monje se extraía sangre, a veces hasta dos litros.[1]




[1] Era un hábito en la Edad Media que partía de una equivocación: creer que la sangría purificaba el cuerpo y el cerebro, y, como tal eliminaba los aspectos negativos.

2 comentarios:

  1. No recuerdo el nombre del monasterio, era en Portugal, como acceso al refectorio, una abertura muy estrecha en el muro; el guía nos dijo: no crean que este acceso recuerda la puerta estrecha por la que se llega al cielo, que también, sino que se trata de la medida máxima de corpulencia que podían tener los monjes para poder pasar al recinto y comer.

    Saludos.

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  2. He ledo tu comentario sobre la puerta del monasterio de Portugal, no tenía ni idea voy a ver si lo localizo . Interesante. gracias

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