Esto es lo que debe
sorprendernos, y mucho, ya que en plena época de la reforma, la homosexualidad se practicaba sin
conciencia de pecado. Nada mejor que acudir a los ejemplos, a aquellos que nos
hablan, que nos ponen en contacto con sólo un sentimiento: el amor expresado en
las cartas. Tú reconociste, como yo ahora, mi amor por
ti, pero yo no. Nuestra separación me ha demostrado cuanto te quería; en
efecto, un hombre no tiene conocimiento del bien y del mal hasta que no haya
experimentado ambos, Sin la experiencia de tu ausencia, no sabía yo cuan dulce
era estar contigo y cuán amargo era estar sin ti.[1]
Todo ser humano demanda afectividad, y esa afectividad puede bastar con sentir
a la persona apreciada cerca, lo que se hace más evidente cuando se introduce
el cambio en la monótona vida cotidiana, entonces es cuando se sabe lo que
supone la falta de alguien.
[1] Ibídem,pág 242 Transcribe íntegra la carta de gran belleza y donde evidencia
un profundo amor que une a Anselmo con Gilberto, un amor que por lo que se
deduce no tuvo más que manifestación escrita. Ambos, más Gilberto que Anselmo,
se amaban pero éste se negaba a admitirlo y sólo la ausencia de aquel le hace
despertar y reconocer un amor que se agranda en la distancia.
La afectividad no tiene sexo o mejor dicho no los distingue. Creo que nadie es culpable de sus sentimientos, si estos son nobles.
ResponderEliminarUn beso
¿culpable por amar? culpables los que martirizaron y martirizan a la gente con prejuicios y prohibiciones, cuando no directamente por el fuego y la espada
ResponderEliminarBuenos días, la sociedad querida amiga ha ido evolucionando, en tiempos pasados muchas cosas no se entendían, y sólo se aceptaba lo que se sabía o lo que se creía que no traspasaba el mundo de lo conocido, aunque no en todos por supuesto. Hoy hemos avanzando pero seguimos martirizando a la gente con las espadas, el desamor , las violencias, porque no hay mucha bondad en el mundo.
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