Morir en el monasterio
La muerte
aquí no reviste dramatismo, ni violencia, porque la muerte es al fin el término de una vida de sacrificio
para ir al encuentro de Dios. Este viaje es la meta deseada, y porque se
celebra, el que va a morir no está sólo, es el último momento de su vida
comunitaria carente de privacidad. El viaje hacia la verdadera morada no deja
ajenos al sentimiento, ni a los afectos. A veces la ausencia, la muerte afecta
a los monjes de una forma peculiar, a pesar de que se considera que esa partida
no es una pérdida. En el monasterio la muerte jamás se valora como algo que se
pierde, sino que simplemente se arranca del medio para formar parte de otra
vida. Esa muerte en el monasterio es un tránsito acompañado pero la forma de
realizarse es íntima. Toda la comunidad le acompaña con los mejores rezos y
cánticos. En el momento del sepelio, el convento entero estará con él recitando
la antífona. Clementísimo Señor, Señor ten compasión de este pecador,” y en
procesión el cuerpo del hermano fallecido va en busca de la última morada material del monasterio: el cementerio. Sin personalidad ha vivido
el monje dentro del monasterio y sin nombre permanecerá enterrado. La vida del
monje ha concluido y es quizá una idea a tener en cuenta de que ese es el
momento en el que se produce la unificación de toda la personalidad del monje
en lo espiritual, corporal y social
de verdad hay que tener mucha fe para aceptar el sinsentido de la muerte sin rebelarse
ResponderEliminarbesos,