domingo, 26 de enero de 2014

Morir en el monasterio

La muerte aquí no reviste dramatismo, ni violencia, porque la muerte es  al fin el término de una vida de sacrificio para ir al encuentro de Dios. Este viaje es la meta deseada, y porque se celebra, el que va a morir no está sólo, es el último momento de su vida comunitaria carente de privacidad. El viaje hacia la verdadera morada no deja ajenos al sentimiento, ni a los afectos. A veces la ausencia, la muerte afecta a los monjes de una forma peculiar, a pesar de que se considera que esa partida no es una pérdida. En el monasterio la muerte jamás se valora como algo que se pierde, sino que simplemente se arranca del medio para formar parte de otra vida. Esa muerte en el monasterio es un tránsito acompañado pero la forma de realizarse es íntima. Toda la comunidad le acompaña con los mejores rezos y cánticos. En el momento del sepelio, el convento entero estará con él recitando la antífona. Clementísimo Señor, Señor ten compasión de este pecador,” y en procesión el cuerpo del hermano fallecido va en busca de la última morada material del monasterio: el cementerio. Sin personalidad ha vivido el monje dentro del monasterio y sin nombre permanecerá enterrado. La vida del monje ha concluido y es quizá una idea a tener en cuenta de que ese es el momento en el que se produce la unificación de toda la personalidad del monje en lo espiritual, corporal y social

1 comentario:

  1. de verdad hay que tener mucha fe para aceptar el sinsentido de la muerte sin rebelarse

    besos,

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