Juan
XXII. Sus orígenes se encuentran en una
rica familia burguesa, su padre era el banquero de los
obispos de Cahors. El futuro Papa cuyo nombre era Jacques Duèse realiza
estudios en Montpellier y París,
llegando a ser profesor de Derecho en Toulouse, en su camino religioso fue
arcipreste en Cahors y arzobispo de Avignon 1310 al servicio de Clemente V, Cardenal
de Carlos II de Anjou. Fue elegido Papa el 7 de agosto de 1316 después de un
interregno de dos años. Juan XXII está decidido a llevar a cabo una reforma de la Iglesia lo que
implica una renovación fiscal lo que implica una fuerte centralización, se
recaban mejor los impuestos lo que va a permitir no llevar a cabo una inversión
en mejorara los aspectos espirituales, sino abordar unas muy costosas guerras en Italia.
Los
éxitos concitan contra las personas grande envidias y odios que buscan el
camino más fácil para eliminarlo, Hugués Gèraud un obispo simoniaco y
malversador de fondos necesitaba envenenar al Papa para evitar responder a las
cuestiones tan graves que se le imputaban, para ello buscó colaboradores Pons
Vassl y Isarn d´Escodata era de la
opinión que un veneno suave discreto podía eliminar al odiado Juan XXII. El
obispo sin ningún remordimiento envió a
su tesorero comprar el arsénico que se
introdujeron en estatuillas llevándose a cabo unos ritos de magia que
supuestamente tenía que acabar con el Papa. Las prácticas de envenenamiento
eran muy frecuentes y todos los grandes personajes tenían sus dientes de
serpiente fosilizados que creían que
cuando se ponían en contacto con el veneno mudaban de color. Juan XXII
personaje muy preocupado por la brujería y como no de todos aquellos que con su
palabrería hacían creer a las personas cosas extrañas llevó a cabo un bula “ Spondet pariter quas non exhibitent” ponía en alerta a su contemporáneos contra
todos aquellos que prometían el elixir de la juventud, la piedra filosofal, la
transmutación de los metales en oro.
Duro fue el enfrentamiento con los franciscanos, los cuales desde mediados
del siglo XIII estaban divididos entre
“conventuales” y “espirituales”, estos últimos más conocidos como los
“fraticelli", Juan XXII los consideraba herético y su condena pasó por
enfrentarse con Miguel Cesena
Miguel
Cesena era el director general de la Orden de San Francisco en 1322, mantiene lo que menos
representaba Avignon. La pobreza de Cristo y de los apóstoles que carecían de
dominios, de riquezas, por lo tanto de posesiones. Esta noticia calaba en el
pontificado porque indudablemente la profundidad del mensaje dado por los
representantes de Pessara atacaba las formas de vida de los eclesiásticos de Avignon, su avaricia, su
lujo, y el olvido del mensaje del cristianismo, ¿Qué crédito le merecía a
Miguel Cesena los poderes de Avignon que ejercen su poder exactamente igual príncipe. En la mente de
los que así pensaban y de lo que querían para la iglesia , era una herejía
vivir como se vivía la iglesia en Avignon, indudablemente Juan XXII se sintió
acusado y no dudó en condenar el documento salido del concilio de Pessara. El Papa en 1318 excomulgó a Miguel Cesesa
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Los comentarios siempre amplían conocimientos. Muchas gracias.