Abelardo y Eloisa |
Los comentarios sobre la vida matrimonial en no
son optimistas. No pueden serlo porque se distingue muy claramente que en cuestiones
de amor y matrimonio había un distancia considerable, que era la que iba de la
libertad de elección revestida de todos
los deseos humanos, el amor: y la unión que se pactaba por intereses políticos
y económicos donde no existía ni libertad, ni pasión, solo obligaciones, esto
era para ellos el matrimonio, algo incompatible con el amor
Se pacta y prepara el matrimonio y
la mayor parte de las veces ajeno por completo al sentimiento, revestido de
deberes y normas, que la Iglesia refuerza con sus teorías, y en el que no puede apreciarse lo espontáneo. Su
realización, desarrollo y consolidación en el tiempo genera en los esposos
ansias de libertad, en unos casos y en
otros la costumbre de la convivencia y permanencia en el estado matrimonial podía
generar el cariño.
La iglesia consideraba que entre la
mujer y el hombre se establecía una relación sentimental, pero colocando en
diferentes situaciones a ambos, puesto que la mujer tenía en esta relación el
papel de sumisión.
Entre el marido y la esposa se
establece una relación sentimental( dilectio) excelente, primordial, salvo que
en esta conjunción la dirección ( proelatio) corresponde al hombre y la
sumisión ( subjecto) a la mujer.[1]
Según los textos literarios unirse
con un ser como la mujer era duro para el hombre. ¿Qué es la mujer? La
mujer es un ser lujurioso y traidor, arma eficaz que emplea el diablo para
hacer caer a los hombres en el pecado más denostado por la Iglesia: la lujuria.
La mujer en este duro pensamiento debe ser alejada de la vida, de lo gozoso, para lo único que sirve es para
procrear. Y que tenga mucho cuidado el hombre porque, dado que ésta es el
depósito de la lujuria, la propia procreación está amenazada. El hombre nunca
podría saber si el hijo que se le presentaba como suyo no era de otro. Pero
volviendo al hombre, dentro del matrimonio el pensamiento malvado sobre esta
unió está presente desde el punto de vista de la falta de libertad del hombre
El hombre en el
matrimonio era un hombre sometido, atormentado, especialmente cuando ya habían
pasado una serie de años, y convivía con una esposa que le hacía ser tan
infeliz. No hay mejor cosa que recurrir a la argumentación de estos hombres que
escribieron para ellos mismos para saber lo negativo del matrimonio.
Pero debo trazar
ese camino del martirio que el hombre parece que padeció en el matrimonio. Así
se puede leer en algunos textos medievales, un pensamiento que vendría a ser el
siguiente: qué lástima de los hombres que fueron tan necios que no siguieron los
consejos que desde tiempos remotos se venían manteniendo acerca del matrimonio.
El martirio del hombre en el pensamiento se resumía en este pensamiento
Cuando el que se casó sigue aún casado tras seis
o siete, ocho o nueve años de
matrimonio, año más, o menos, y tiene cinco o seis hijos, y ha sufrido todos
los malos días, las malas noches y las desgracias antes mencionadas, o al menos
algunas de ellas, entonces no ha tenido un momento de descanso; y el vigor de
su juventud está ya tan apagado, que es hora de que descanse de una vez, si
puede; porque está tan batido, tan cansado, tan domado por el trabajo y los
tormentos domésticos, que no le importa en absoluto lo que su mujer le diga o
le haga, ya que está encallecido como un viejo asno que por costumbre aguanta
el aguijón, sin por ello acelerar la marcha.
¡qué perspectivas más lúgubres! el matrimonio de conveniencia, ¿se daba sólo entre las clases altas, o en todos los estratos sociales? ¿y cómo encajan en este panorama el romanticismo del amor cortés?
ResponderEliminarun abrazo, y aprovecho para darte las gracias por tus escritos, los disfruto mucho :)
He estado curioseando tu blog, y me parece de lo mas entretenido e interesante, la edad media es una época fascinante y que no deja de sorprendernos... Aprovecho para comentarte que te he añadido en el blogroll, en la "gaceta" de Valadilêne.
ResponderEliminarSaludos, Kate Walker.
El amor es un cambio fundamental. Los trovadores autores de poemas de amor intrucen ciertas novedades. Combaten con la palabra. Segundo introducen la pareja hombre y mujer, donde la relación entre ellos no menciona para nada que tenga como objetivo la procreación. En tercer lugar en su pemas el cuerpo de ella se admira y ella admira el cuerpo del hombre y lo más significativo es que todo el amor, en la ficción se da fuera del matrimonio. Un día de estos escribiré sobre el amor cortés.
ResponderEliminarsería muy muy interesante si en algún momento encontrases tiempo para desarrollar tus comentarios sobre el amor cortés en un post, me despertaron muchísima curiosidad, ¿combaten con la palabra? ¿contra quién o contra qué?
ResponderEliminarDoy gracias de no haber nacido en aquella época.
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