Los
torneos,[1]
fueron sin lugar a dudas dentro de esta forma de vida y de comportamiento
social una de las actividades más crueles que llevaron a cabo los caballeros.
En ellos se entrenaban, en ellos practicaban las armas y en ellos se
manifestaba su orgullo. Era la actividad cotidiana cuando no había guerra,
puesto que mantenía la actividad física del caballero y además le adiestraba en
las armas para un futuro enfrentamiento e
por esto e porque los caballeros no perdiesen de usar armas e otrosi estuuiesen
apercibidos para la guerra quando menester les fuese.[2] Torneos que podían durar varios días;
se debían distribuir las parejas que iban a combatir; justas, batallas,
descansos, banquetes y muchos festejos en los que la concurrencia de la gente,
entre ellas de las mujeres, es fundamental. En el caso de los torneos los
caballeros no visten una armadura corriente sino profusamente adornada y cara,
en muchos casos excesivamente costosa para algunos.
[1] El relato que hago aquí de
los torneos toma sólo un aspecto del mismo ya que la naturaleza, el modo de los
mismos cambia a lo largo de la Edad Media, de tal manera que no es lo mismo
plantearlo en el siglo XII que en el siglo XV. En el siglo XII son un duro y
sangriento enfrentamiento que luchan a todo galope en los campos amplios, y
componen una parte más de la violencia de este período. En la medida que avanza
el tiempo estos parecen haber sido un espectáculo más que un duro
enfrentamiento.
[2] Crónica de Alfonso XI, capítulo CIXXIII pág. 101. Se refiere a un
torneo celebrado en Valladolid.
Cuando hice el servicio militar, en lugar de torneos hacíamos maniobras, o una guerra de mentirijillas: prefiero los juegos florales.
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