¿Qué queda después de tan espantoso combate?
Caballeros pisoteados por los caballos dejaron su vida en estos enfrentamientos ¿Qué pasó con Roberto de Clermont, conde de Essex Roberto de
Clermont, hermano de Felipe III de Francia? Se dice que recibió unas heridas
tan graves en la cabeza que quedó incapacitado para el resto de sus días
aquejado de una especie de locura que constantemente le incitaba a organizar y
participar en torneos. Eso sin contar los que morían asfixiados por el calor y
el polvo dentro de las armaduras, como en el torneo de Neuss del año 1241.[1]
Todavía en el año 1556, la
brutalidad en los torneos tiene un ejemplo. Enrique II acaba de firmar el
Tratado de Chateau- Cambresís, un tratado que ponía fin a las discordias entre
España y Francia. En estos momentos dos acontecimiento nupciales se
gestionaban:el matrimonio de su hermana Margarita con el duque de Saboya, y el
Rey Felipe II, viudo de Isabel de Tudor,
casaría con la joven hija del monarca francés, Isabel. Días de júbilo que la
corte francesa quería celebrar suntuosamente, para lo que se organizó un torneo
ante el palacio real. El Rey queriendo participar directamente en estos
acontecimientos se comprometió a luchar con tres caballeros: Manuel Filiberto
de Saboya, el duque de Guisa y Gabriel Montgomery, comandante de la guardia del
Rey. En este torneo de gran emoción y violencia todo discurría bien hasta que se
llevó a cabo el cumplimiento de la regla final, que ordenaba que los dos
caballeros, en este caso el Rey y Gabriel de Montgomery, volvieran, echadas las
armas, al punto de partida. Los dos estaban desarmados, pero el caballero
llevaba en su mano un pedazo del arma que chocó con gran violencia contra la
visera del Rey, levantándola lo preciso para que se le clavara en el ojo al
rey y le saliera por el oído. El monarca
estuvo cuatro días sin recobrar el conocimiento y a los once moriría presa de
tremendos sufrimientos.[2]
[1] Ibídem, pág.120-121.
[2] Esta muerte, al parecer,
fue profetizada por Nostradamus, y una de las que le valió una gran fama. La
profecía decía así. “El joven león dominará al viejo/ El campo bélico, por
duelo singular,/ En jaula de oro le saltará los ojos,/ Dos clases una, luego
morir con muerte cruel.”
Me mantengo en mis pensamientos. ¿Qué sacaban los soldados de este estado de cosas? Todos podían morir en el frente, pero sólo la clase de tropa era propicia a ser víctima sí o sí; los generales podían ganar privilegios, pero los soldados...
ResponderEliminar¡No a las guerras!
Es un poco complicado entender esto porque nos tenemos que meter no sólo en el pensamiento de la Edad Media sino en la organización estamental de la sociedad que se dividia en tres. Los que combaten, los que rezan y los que trabajan y todos están dentro de sus funciones. Por supuesto que esto no quita la violencia, pero en las batallas combatían los reyes, los caballeros era otra realidad, que no se puede comparar con la de ahora. ¿Quien va a decir si a la guerra?me limito a dar a conocer aspectos medievales. Muchas gracias por tu comentario.
ResponderEliminar