sábado, 20 de julio de 2013

Velar al muerto.

  
La ceremonia de velar al muerto lleva implícita varios aspectos que paso a reseñar. Es una ceremonia importante porque en ese deseo de no dejar solo al muerto evidencia la vinculación que se le da con respecto a los vivos, así como la idea de que el muerto siente y sufre, y por lo tanto, de alguna manera vive. Pero, además de hacerle compañía, es una forma más de prevenir las malas cosas que pueden acontecer si se le abandona y no se permanece junto a él. Las malas cosas tendrían que ver, como podemos imaginar, con la llegada de los malos espíritus. Por tanto, velar supone impedir que esto ocurra. Había muchas formas de hacerlo: se velaba con cánticos, danzas, incluso banquetes. En general, con una serie de actuaciones que poco tenían que ver con el momento de dolor que se vivía. Esta realidad la pone de manifiesto Burcardo de Worms, que se pronuncia en contra de los cantos y danzas, que nada tenían que ver con lo más religioso en los velatorios[1]



[1] Ibídem, “Fantasmas y ...”. Ob. Cit, pág. 48. Menciona el Penitencial atribuido al arzobispo Teodor, muerto en el año 690, que condenaba todo festejo en torno al difunto y lo mismo ocurre en el Penitencial de Egberto, en el siglo IX. Esto indica para él que entre los cristianos se realizan ritos incompatibles con el cristianismo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Los comentarios siempre amplían conocimientos. Muchas gracias.