La vergüenza de pedir limosna
¡Qué desgraciado es ser pobre o ser humillado por
la sed, hambre o frío, y avergonzarse de pedir limosna! Y si no se pide, la
misma carencia, a pesar del cuidado en ocultarla, descubre las escondidas
heridas: indigencia, robo, mendicidad y pedir prestado. G. Chaucer.
Ayer, como cada miércoles, atendíamos a los pobres en Cáritas. Se te cae el alma a los pies cuando ves a una madre llorar desconsoladamente su situación de penuria. Llegamos hasta donde podemos, hacemos bastantes cosas, pero cada día son más los pobres y mayores las necesidades. Es tremendo
ResponderEliminarUn beso
Nadie mejor que tú, que trabajas en Cáritas, puedes darte cuenta de la realidad de este pensamiento. Muchas gracia por hacer lo que puedes. Todos podemos siempre hacer algo por el prójimo.
ResponderEliminarLa necesidad acaba flotando por mucho que se intente ocultar.
ResponderEliminarDificil época la que atravesamos.
Si, Chelo , la necesidad sigue flotando, pero las personas que nunca tuvieron que pedir comida sienten vergüenza. Esto ocurre igual hoy que en la Edad Media. Muchas gracias por tu comentario.
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