lunes, 28 de octubre de 2013

Abelardo 3



La persecución que hoy me anonada fue solamente movida por la recta intención y la adhesión a la fe que me empujó a escribir. 



Dios, que juzga con equidad con qué hiel en el alma , con qué amargura de espíritu me atreví a rebelarme y a acusarte en mi delirio, repitiendo a menudo el lamento del bienaventurado Antonio: ¿Jesu bone, ubi eras? (¿ Oh buen Jesús , donde estás?


  A menudo ,Dios lo sabe, me encontraba tan desesperado que pensaba en dejar los países cristianos para ir con los infieles, y en comprar, pagando un tributo cualquiera, el derecho de vivir cristianamente entre los enemigos de Cristo. Me decía que los paganos me recibirían mejor por la acusación de que yo era objeto, y que estos les haría dudar sobre mis sentimientos cristianos y concebirían la esperanza de convertirme fácilmente a su idolatría.


2 comentarios:

  1. pues no sé si a los paganos les importaría demasiado la conversión de Abelardo, mientras pagase como buen cristiano sus tributos :))

    besos,

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    1. Creo que aquí lo más terrible ,es que un hombre creyente, estaba pensando marcharse con otros grupos porque era acusado de hereje y de mal cristiano, y por eso se pregunta ¿"Jesus donde estás?- De alguna manera cuando nos sobrecoge un hecho nos hacemos estas u otras preguntas ante la imposibilidad de entender lo que nos pasa.

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