Los dormitorios monacales en principio eran comunales y según la Regla de San Benito los lechos tenía que estar separados lo suficiente para evitar cualquier contacto. En el recinto ardía una lámpara constante y era vigilado por un anciano. El dormitorio es un lugar muy peligroso, porque el monje está a solas, no es la hora del rezo, es el monje y su cuerpo. El monje es un hombre y como todos siente su cuerpo....
no puedo ni imaginar las historias que podrían contar las paredes de esos dormitorios
ResponderEliminarbesos,
Pues yo sí y lo que me impresiona es si alguno pensaba que después de sacrificar toda una vida no hubiera nada detrás esto sería tremendo.
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