miércoles, 26 de marzo de 2014

El destino del hombre y la mujer. El miedo al placer fisico

La mayor libertad en  las relaciones se dan en el hombre que en la mujer, porque efectivamente para ella había un límite para el gozo, para el placer: el temor a quedar embarazada. En este miedo juegan varios factores. Un embarazo ponía  al descubierto que las relaciones  sexuales, los encuentros se habían producido fuera de las fechas permitidas por la Iglesia¿Qué hijos nacerían de esas relaciones pecaminosas? El miedo a morir en el parto.Embarazos que no se deseaban cuando el hombre y la mujer se unían por  el gozo de sentirse
Por  tanto, el placer físico tenía esta limitación, el miedo. Ellas, puede  decirse que  estaban a disposición del hombre desde el punto de vista de la sexualidad y este estar, a disposición del hombre desde el punto de vista de la sexualidad generaba una situación: que los abusos fueran frecuentes. La mujer era el punto donde el hombre se recreaba y gozaba:
¡Levántate, esposa mía, mi dama, mi amor! Dulce palomita, se oye el canto de la tórtola, ya no es invierno, se han acabado ya las lluvias. Ven conmigo, ven con tus ojazos de palomita. Tus pechos son más dulces que el vino. El jardín está completamente rodeado por un muro.¡ Ven, pues, mi novia blanca como la nieve blanca! No hallo mancha en ti.  Ven, pues, y gocemos, pues a ti te elegí por esposa y para mi solaz.[1]
Nada más significativo y más real. El hombre gozando del cuerpo de la esposa sin temor al pecado considerando a la mujer como el instrumento donde él encontraba respuesta a los deseos, casi siempre, al margen de los deseos de ella porque
 Los hombres casados no conocen límite cuando encuentran a una mujer paciente.[2]
 


[1] G. Chaucer ,Los cuentos...,ob.cit. Pág.305
[2]Ibídem. , pág 261  Me ha parecido interesante hacer mención de este pensamiento por cuanto me permiten entrar dentro de una determinada situación. Es cierto que tenemos pocos datos históricos al respecto, pero no es menos cierto que los pensamientos que se observan en la literatura no surgen de la nada sino que reflejan unas determinadas formas de actuar, de pensar en los medios sociales. En este sentido, y aunque estos pensamientos son propios del siglo XIV, no puedo por menos recordar un caso que aunque diferente podía reflejar este sometimiento al hombre. Debemos situarnos en Zamora a mediados del siglo XII. Se había llegado a una separación matrimonial, a petición del marido por motivos religiosos. Los protagonistas, Elvira Rodríguez y el caballero Rodrigo Pelees. Ambos se refugian en sendos monasterios. Cuando él se da cuenta de que esa opción de vida no es la que desea, sale del monasterio y en función de su matrimonio, en función de sus derechos, reclama a su mujer para que vuelva con él. No sabemos de los sinsabores de Elvira, pero sí que tuvo que recurrir a tribunales y a instancias superiores para demostrar que ella no quebrantaba ninguna regla del matrimonio y que quería permanecer en el monasterio. Datos fríos pero significativos del papel de la mujer en el matrimonio. Véase  Dejando hablar..., ob.cit.Pág 170.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Los comentarios siempre amplían conocimientos. Muchas gracias.