Decidme, Sor Estefanía,
¿creéis que se respeta la disciplina en este monasterio donde vos habéis
profesado ?
Una gran expectación ha recorrido a todos los
presentes y especialmente a Don Suero que ha hecho la pregunta a sabiendas de
lo que está pasando en el convento.
Sin bajar la vista Sor
Estefanía ha dado la respuesta más en su línea, - Algunas sí y otras no. Para
luego matizar y reforzar su respuesta -.Pero la mayor parte de las dueñas no
seguimos la disciplina.
- ¿Podéis decir los
nombres ?
A Sor Estefanía no le parece
necesario dar tantos detalles, simplemente contestará sin demasiada claridad
- Muchas, y si hemos vuelto
al convento no ha sido por obediencia sino por propia voluntad. Nadie nos ha
ordenado nada.
¡Qué ladina era esta
mujer ! Con aquella respuesta lo
único que hacía era amparar y proteger a las religiosas que, como ella, estaban
en el movimiento de rebeldía contra “su” autoridad, y por supuesto contra la
priora que él había impuesto.
- ¿Qué tenéis contra la
priora María Martínez ?
- Para muchas de nosotras ,
ella no es la priora, y sólo aceptaríamos para el cargo, además de
a doña Gimena, los nombres que os voy a mencionar.
Una serie de nombres han ido
saliendo de su boca y ninguno de ellos se corresponde con lo que el obispo
quiere ; en este sentido la causa está perdida. Hay que llegar al fondo de
la cuestión.
- Decidme hermana, qué hay
de cierto en que algunas de vosotras mantienen relaciones estrechas con algunos
miembros de la orden de los predicadores, ¿es esto así ?
- Si lo
que me queréis preguntar es si el hermano Pedro Petri tiene relación de amistad
profunda con alguna de las hermanas, os debo decir que sí , con una.
- Decid su nombre.
- Catalina
Bueno, ya vamos sabiendo algo más.
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