domingo, 25 de mayo de 2014

Júbilos



Tengo ante a mí a una mujer y a un hombre, dos seres a entenderse. Mejor será que aparte sus ojos de este capítulo quienes piensen que van a encontrar a una mujer reivindicando derechos  y a un hombre sometiendo a esa mujer, porque no encontrará nada de eso, sino simplemente personas.
                                Salgamos al encuentro de la mujer en primer lugar para después hacerlo con el hombre.  Primero  me pondré ante la mujer considerada perfecta, si se amoldaba a unos determinados cánones, generalmente morales , para después desgarrarla en los conceptos peyorativos que los moralistas vierten contra ella.

                     Enfrentaré al hombre y a la mujer, para recorrer lentamente el camino que conduce a que estos, mujeres y hombres se encuentren, al margen de los pensamientos, de las teorías. Son los júbilos de la Edad Media, porque de su diversidad, de sus encuentros y desencuentros se forjan las más grandes historias de amor y de recelo , porque de su diversidad nace el  juego de la vida, aquello que hace que los júbilos tengan una parte importante, no sólo en aquella época ,sino en cualquier momento. Porque el hombre  y la mujer ,están destinados a encontrarse, y propiciar, aunque nada más sea, un momento, un instante de júbilo.    

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