La
nigromancia se practicaba mucho en la Edad Media.Para San Isidoro los
nigromantes son todos aquéllos que convocan a los muertos para preguntarles
acerca del futuro y esto, de alguna manera, violenta el descanso
eterno. En el siglo XII, Pedro el Comedor (1110 – 1179) pone de manifiesto
que los nigromantes llaman a los muertos por medio de cantos y sacrificios. No
estamos ante un tema sin importancia sino que esto resulta muy frecuente, de
tal manera que en muchos fueros también se condena a todos los que llevan a
cabo estas prácticas.
Los
nigromantes convocan a los demonios generalmente eran clérigos[1].
Los objetivos de la nigromancia quedan muy claros: se trata de ejercer el poder
sobre los aspectos más misteriosos del hombre y nadie duda de que dominar la
mente es uno de ellos. Objetivos
Dominar
las mentes y conducir a la locura. De la misma manera se puede incitar al amor
y al odio. A la vez que se producen estos hechos la nigromancia trata de crear
ilusiones y, sobre todo, de resucitar a los muertos. El
nigromante empleaba un anillo consagrado que se colocaba en el pie de un muerto
para reclamar por turno a seis demonios, cada uno de los cuales animaría una
parte del cuerpo del difunto, que podía andar y hablar. Desde este momento, el
muerto se convertía en un aparecido a la fuerza. Y por último, los nigromantes
tratan de adivinar o averiguar los secretos del pasado, presente y futuro. Pero
esta adivinación tiene que ver con la otra vida, que es lo que preocupa, y
naturalmente el único que puede ofrecer noticias es el que ha muerto. Se teme a
los que se aparecen por medio de estas artes porque, al ser forzados a salir de
su lugar de reposo, están tan furiosos e irritados que se vengan de los
mortales. Resulta necesario huir de estas prácticas.
Hay varias
formas de llegar al mundo de los muertos. Se accede con un objetivo: saber qué
ha sido del alma de la persona querida o próxima que ha muerto.
Como podemos
imaginar, el hecho de que se recurra a un nigromante ya nos indica que el alma
estará condenada sin la más mínima duda. La forma de hacer la petición es la
siguiente: “Si alguna persona me da noticias seguras sobre el alma de mi
padre le daré una recompensa”. La petición no se hace a solas
sino que generalmente se formula ante un nigromante, que la mayor parte de las
veces son los que se dedican a este arte. Con ciertos conjuros convocaban a los
diablos. Una vez formulado el pensamiento, el nigromante convoca al diablo con
su conjuro. Aparece y pregunta: ¿qué quieres? A partir de este momento se puede
decir que el proceso se pone en marcha. ¿Qué quiere saber? Lo lógico es que el
diablo se lleve a la persona para que conozca el caso del alma y de paso, como
ya señalé, el poder del demonio.
[1] Era frecuente en la Baja Edad Media que la gente
piadosa dotase puestos de sacerdotes cantantes para decir misas después de su
muerte y liberarles del Purgatorio.
Esas creencias en nigromantes y mancias siguen vigentes en el día de hoy, algo que se me hace difícil entender.
ResponderEliminarUn abrazo
Es cierto francisco, hoy existen "sectas" como los guardianes de la muerte que ponen los pelos de punta
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