El nigromante tiene sus técnicas en las que los
círculos mágicos, los conjuros y los sacrificios resultaban fundamentales. El
lenguaje de convocatoria era imperativo: "Yo
te imploro; yo te conjuro; yo te llamo”. Generalmente
se hace en un cruce de caminos, donde se traza un círculo y se pronuncian las
palabras adecuadas para conseguir los fines deseados.
La convocatoria
de los demonios
En algunos casos la nigromancia, como se puede apreciar
en el siguiente ejemplo, tiene un claro objetivo: convocar a los demonios para
demostrar a un incrédulo su existencia.
“Cierto día, a eso del mediodía, que es cuando más
poder tiene el demonio meridiano, Felipe lo llevó a un cruce de caminos, hizo a
su alrededor un círculo con su espada y pronunciando sobre él la ley del
círculo, le dijo: si sacas alguno de tus miembros fuera de este círculo antes
de que yo vuelva, morirás, pues los demonios rápidamente te sacaran de él y te
matarán. Hallándose ya solo en el círculo, he aquí que vio venir hacia él
grandes aluviones de agua, después oyó gruñidos de cerdos, rugidos del viento,
y muchos otros fantasmas semejantes con los que los demonios hacían todo lo
posible para atemorizarlo. Por fin, vio en un bosque vecino como una sombra humana
horrible, que caminando por encima de los árboles, se acercaba hacia él y
comprendiendo al momento que era el diablo, como así fue de verdad, el cual tan
pronto como llegó al círculo, se detuvo y preguntó al caballero qué era lo que
deseaba
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