"Requiescat in
pace".[1] Si se hace una interpretación
exacta de las palabras, el mensaje más directo es el deseo profundo de que el
alma se libere con facilidad del cuerpo y que encuentre el descanso
eterno.
Es evidente que
todo lo que se hace con respecto a los muertos y las facilidades que se dan
para abandonar esta vida reflejan un hecho muy claro: el muerto no se aleja, se
halla entre los vivos y resulta muy difícil separarse de ellos. En lo que
respecta a las facilidades que se daban a la muerte las hay muy variadas y de
carácter muy material.
Para muchas
personas de la Edad Media la agonía sólo responde a la idea de que se está
combatiendo entre el elemento material (el cuerpo) y el espiritual (el alma).
El cuerpo no deja que el alma se vaya, por eso cuesta morir. Oraciones,
fórmulas religiosas y agua bendita son los medios religiosos para que el alma
se libere del cuerpo y para no prolongar la agonía. No se puede decir con
claridad si es el alma la que no quiere salir o el cuerpo el que pone
impedimentos para liberarla. Este combate produce la larga agonía.
[1] Claude Lecoutex, “Fantasmas y...”. Ob. Cit
pone de manifiesto lo siguiente con respecto a la fórmula “Requiescat in pace”: “No es una
fórmula vacía ni una flor retórica; el voto está cargado de sentido. De hecho,
es un conjuro que prueba que el hilo que mantiene unido al ser humano con lo
que fue su vida es difícil de romper, sobre todo en el curso de las semanas que
siguen inmediatamente al deceso”. Pág. 39.
Cuando el hombre con la razón no alcanza a desvelar los misterios de la vida, echa mano de la fantasía y crea la leyenda.
ResponderEliminarEl ser humano siempre busca soluciones a sus problemas y se afilia a aquello que le da respuestas a sus temores y le tranquiliza.
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