
[1] C. Lecouteux,
“Fantasmas...”. Ob. cit, pág. 164 Además de señalar estos datos
nos aporta sustanciosa información acerca de las supersticiones que se producen
como consecuencia de la muerte, muy abundantes en los países germánicos, donde
especialmente se destaca la defunción como contagiosa. En virtud de esto se
deben llevar a cabo una serie de precauciones porque puede ser una amenaza para
toda forma de vida y de ahí, de ese concepto, se derivaba el hecho de que los
cortejos fúnebres nunca debían atravesar el campo, ni siquiera baldío, y “por
eso a los mal muertos los llevan a tierras infértiles”.
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