Datos históricos.
Se dice que en el año 997 las gentes contemplaron con
estupor cómo la muerte hacía presa de unos cuerpos debilitados por el hambre.
Los hombres recordaron las amargas experiencias ya vividas y volvieron a sentir
terror cuando vivieron de nuevo un año excesivo de lluvias. Algunos cereales
más resistentes, como podía ser el centeno, se habían contaminado con el
cornezuelo, envenenando a las personas: el hambre llamaba de nuevo a las
puertas. Es aquí donde la valoración de unos y otros demuestra lo alejado que se
estaba de la realidad. Para los ignorantes esto había sido causado por los
magos, por los tempestarios, por seres milagrosos en definitiva.
Sin embargo,
¿qué es lo que pensaban los hombres de Iglesia? Las penalidades sufridas se
debían única y exclusivamente a la ira de Dios por los muchos pecados que el
hombre cometía. Los ojos de Dios, vigilantes de los comportamientos del
hombre, son ojos que siguen a todas
partes. Por estas mismas fechas, en tierras de León,
Dios había castigado las tierras con una tremenda sequía. No podía sembrarse
nada, con la consiguiente muerte de la gente a causa de la peste y del hambre- Para unos se debía a la intervención de seres extraños que esparcían por los
campos, colinas y prados unos polvos que envenenaban el ganado. Para los que
dominaban con sus ideas la sociedad, las calamidades siempre estaban asociadas
y tenían que ver con el pecado que los hombres cometían. En función de todos
estos desastres, y desde el ámbito de la propia Iglesia, se desarrollan ritos y
liturgias que tratan de conseguir el buen tiempo para que las cosechas rindan
lo suficiente.
[1] “Primera
Crónica General de España”, Ramón Menéndez Pidal (ed). En un estudio
actualizado por Diego Catalán, Madrid, 1977. Gobernaba León el rey Vermudo, al que
se acusa de estos males porque había pecado gravemente. Su pecado había sido
hacer prisionero al obispo de Oviedo, Gundesteo, durante tres años. Para evitar
esta mala situación del reino era necesario liberar al obispo y hacer
penitencia acudiendo a la Iglesia de Santiago en peregrinación.
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