domingo, 15 de diciembre de 2013

Las Lluvias excesivas

Datos históricos. 

Se dice que en el año 997 las gentes contemplaron con estupor cómo la muerte hacía presa de unos cuerpos debilitados por el hambre. Los hombres recordaron las amargas experiencias ya vividas y volvieron a sentir terror cuando vivieron de nuevo un año excesivo de lluvias. Algunos cereales más resistentes, como podía ser el centeno, se habían contaminado con el cornezuelo, envenenando a las personas: el hambre llamaba de nuevo a las puertas. Es aquí donde la valoración de unos y otros demuestra lo alejado que se estaba de la realidad. Para los ignorantes esto había sido causado por los magos, por los tempestarios, por seres milagrosos en definitiva. 
Sin embargo, ¿qué es lo que pensaban los hombres de Iglesia? Las penalidades sufridas se debían única y exclusivamente a la ira de Dios por los muchos pecados que el hombre cometía. Los ojos de Dios, vigilantes de los comportamientos del hombre,  son ojos que siguen a todas partes. Por estas mismas fechas, en tierras de León, Dios había castigado las tierras con una tremenda sequía. No podía sembrarse nada, con la consiguiente muerte de la gente a causa de la peste y del hambre Para unos se debía a la intervención de seres extraños que esparcían por los campos, colinas y prados unos polvos que envenenaban el ganado. Para los que dominaban con sus ideas la sociedad, las calamidades siempre estaban asociadas y tenían que ver con el pecado que los hombres cometían. En función de todos estos desastres, y desde el ámbito de la propia Iglesia, se desarrollan ritos y liturgias que tratan de conseguir el buen tiempo para que las cosechas rindan lo suficiente.



[1]Primera Crónica General de España”, Ramón Menéndez Pidal (ed). En un estudio actualizado por Diego Catalán, Madrid, 1977. Gobernaba León el rey Vermudo, al que se acusa de estos males porque había pecado gravemente. Su pecado había sido hacer prisionero al obispo de Oviedo, Gundesteo, durante tres años. Para evitar esta mala situación del reino era necesario liberar al obispo y hacer penitencia acudiendo a la Iglesia de Santiago en peregrinación.

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