Amor va trasegando los lugares y
luego se retira, porque no quiere otro huésped ni hospedaje, y prueba su valor
abandonando y despreciando los lugares conquistados una vez que se han
entregado[1]
Esto reflejaría, en cierto modo, la
inestabilidad del amor. El amor crea
inestabilidad, es caprichoso, por lo tanto lo que se consideran beneficios
desde el punto de vista del amor no lo son desde el punto de vista matrimonial.
La propia inestabilidad del mismo crea
insatisfacción y la plenitud al
tiempo, porque no debe olvidarse que estamos refiriéndonos a un sentimiento
ambivalente, en el sentido de que se goza y se sufre, en el la ambivalencia
lleva a una situación: se reconocen en el sufrimiento y el gozo, ambos son
parte del amor.
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