martes, 25 de marzo de 2014

El destino de hombres y mujeres:matrimonio

En la Edad Media nada se más incompatible y antagónico que identificar el amor con el matrimonio, porque imposible era compaginar lo que no sólo partía de principios diferentes, sino que situaba a las personas en situaciones diametralmente opuestas.  Salvo raras excepciones, el amor, no se contemplaba, es casi inexistente en el destino del matrimonial.
                        Se puede deducir que el mundo de la pasión, del amor se encuentra con toda fuerza en el ámbito literario, es aquí donde el hombre y la mujer son equiparables, esto es posible porque el poeta, el literato encuentra un riquísimo cauce de expresión en el amor, el anhelo amoroso, el dolor en este caso, la felicidad compete por igual a los dos sexos y por lo tanto, la mujer no aparece  en una actitud pasiva y va hacia su amante de la misma manera que él acude a ella. El  hombre imagina el cuerpo de la mujer  y ésta, de igual forma imagina el del hombre. Todo este mundo ideal  no tiene realidad en el matrimonio, porque en este estado ,ambos se enfrentan con las realidades como éstas.
             * Matrimonios concertados por acuerdos entre los padres de los contrayentes en los que, por encima de todo, lo importante son los intereses de las familias en relación con los patrimonios, y esto se produce en todo el ámbito social medieval, porque  en los grupos más desprotegidos la necesidad de mano de obra llega, incluso, a aceptar fórmulas de matrimonio "bajo prueba", es decir aceptar una unión condicionada al hecho de tener hijos o no tenerlos, en virtud de la cual se mantiene la unión o se disuelve.
             * El embarazo relacionado con la posesión divisoria de la propiedad que refuerza la familia y el linaje ¿Puede pensarse en este caso en unas condiciones de libertad para los contrayentes?
                      

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