.Juan II de
Castilla (siglo XV)
“un
ilustrisimo rey de grande y hermoso cuerpo, blanco y colorado mesuradamente, de
presencia muy real; tenía los cabellos de color de avellana madura, la nariz un
poco alta, los ojos entre verdes y azules: inclinaba un poco la cabeza; tenía
piernas y pies y manos muy gentiles”[1]
Este retrato nos da una imagen muy bella de Juan II y de él podemos
entresacar las características que se
corresponderían con un hombre de bien, en cual la cultura sería un aspecto a
destacar. Sin embargo la semblanza que se hace de Enrique IV no nos dará una imagen grata ni limpia del mismo, con lo
que se trata a través de la descripción alejarle de los ejemplos del buen rey,
del buen caballero.
Enrique IV (siglo XV)
Era persona de larga estatura, espeso de
cuerpo y de fuertes miembros. Tenía las manos grandes, los dedos largos y
recios. El aspecto feroz, casi a semejanza del león, cuyo acatamiento ponía
temor a los que miraba. Las narices romas y muy llanas, no que así naciera más
porque en su niñez recibió lesión en ellas. Los ojos garzos y a los párpados
encarnizados; donde ponía la vista le duraba el mirar. La cabeza grande y
redonda, la frente ancha, las cejas altas, las sienes sumidas, las quijadas
luengas, tendidas a la parte de abajo, los dientes estrechos y traspellados,
los cabellos rubios, la barba crecida y pocas veces afeitada la tez de la cara
entre rojo y moreno, las carnes muy blancas. Las piernas luengas y bien
entalladas, los pies delicados[2]. Indudablemente el retrato nos refleja un
aspecto poco grato y predispone a imaginar
a una persona de apariencia extraña, a la que le damos una personalidad
psicológica complicada.
[1]
Fernan Pérez de Guzmán Generaciones y
semblanzas, ed. J. Domínguez Bordón Madrid 1965
[2] Luis Suárez Fernández, “ Enrique IV” 3º edición. Madrid 2002. hace referencia a dos
descripciones del personaje por dos cronistas. He incluido aquí la versión de
un cronista oficial Diego Enríquez del Castillo y acérrimo defensor de l
monarca. El otro cronista Alfonso de
Palencia prácticamente coincide en el retrato pero si menciona los ojos donde
podía ser visible la crueldad y como en realidad esa nariz deformada le daba la
apariencia de un simio. Se sabe y eso se
puede leer en este magnifico estudio que el rey era en hombre poco agraciado.
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