martes, 11 de marzo de 2014

Hombre medievales el aspecto fisico

.Juan II  de Castilla (siglo XV)
 un ilustrisimo rey de grande y hermoso cuerpo, blanco y colorado mesuradamente, de presencia muy real; tenía los cabellos de color de avellana madura, la nariz un poco alta, los ojos entre verdes y azules: inclinaba un poco la cabeza; tenía piernas y pies y manos muy gentiles”[1] Este retrato nos da una imagen muy bella de Juan II y de él podemos entresacar las características  que se corresponderían con un hombre de bien, en cual la cultura sería un aspecto a destacar. Sin embargo la semblanza que se hace de Enrique IV no nos dará  una imagen grata ni limpia del mismo, con lo que se trata a través de la descripción alejarle de los ejemplos del buen rey, del buen caballero.
Enrique IV (siglo XV)
Era persona de larga estatura, espeso de cuerpo y de fuertes miembros. Tenía las manos grandes, los dedos largos y recios. El aspecto feroz, casi a semejanza del león, cuyo acatamiento ponía temor a los que miraba. Las narices romas y muy llanas, no que así naciera más porque en su niñez recibió lesión en ellas. Los ojos garzos y a los párpados encarnizados; donde ponía la vista le duraba el mirar. La cabeza grande y redonda, la frente ancha, las cejas altas, las sienes sumidas, las quijadas luengas, tendidas a la parte de abajo, los dientes estrechos y traspellados, los cabellos rubios, la barba crecida y pocas veces afeitada la tez de la cara entre rojo y moreno, las carnes muy blancas. Las piernas luengas y bien entalladas, los pies delicados[2].  Indudablemente el retrato nos refleja un aspecto poco grato  y predispone a imaginar a una persona de apariencia extraña, a la que le damos una personalidad psicológica complicada.



[1] Fernan Pérez de Guzmán Generaciones y semblanzas, ed. J. Domínguez Bordón Madrid 1965
[2]  Luis Suárez Fernández, “ Enrique IV” 3º edición. Madrid 2002. hace referencia a dos descripciones del personaje por dos cronistas. He incluido aquí la versión de un cronista oficial Diego Enríquez del Castillo y acérrimo defensor de l monarca. El otro cronista  Alfonso de Palencia prácticamente coincide en el retrato pero si menciona los ojos donde podía ser visible la crueldad y como en realidad esa nariz deformada le daba la apariencia de un simio.  Se sabe y eso se puede leer en este magnifico estudio que el rey era en hombre poco agraciado. Pág 19

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