El ambiente se va
enrareciendo a medida que avanza el proceso, ante los atónitos ojos de los
abades de Moreruela y Valparaíso. Don Suero ha guardado un momento de silencio,
roto solamente por el murmullo de las monjas rebeldes que pronto callarán al
oír pronunciar por el obispo el nombre de la priora rechazada, María Martínez.
Todas las miradas se han dirigido a ella que, lentamente, se ha levantado y ha
hecho una reverencia de humildad a “su” obispo con los ojos bajos ; sin
atreverse a mirar de frente, espera a ser preguntada.
- Hermana, vos como priora
podéis aclararme la verdad de los hechos que aquí se han escuchado ;
referente a la disciplina y obediencia ¿qué tenéis que decir ?
- Eminencia, el monasterio
está viviendo momentos terribles y esto es así desde el día en que los
predicadores han hecho de este lugar un centro de permanencia porque he de
deciros que , a mi parecer , pasan demasiado tiempo en él y vienen a horas en que no se debe entrar en el monasterio ;
ellos son los que han sembrado la discordia y el malestar .
- ¿ Cuándo entran en el
monasterio y de qué manera siembran la discordia ?
- Sí, eminencia, entran
después de completas y recorren el monasterio sin respeto a ninguna frailina y
diciendo que este monasterio es de la orden de los predicadores y que todas
aquéllas que os obedecen a vos, señor
obispo, son herejes, y que no deben
tampoco acatar mis órdenes porque no soy la priora que se quiere para este
monasterio y que si me siguen y me obedecen, también cometen herejía.
Don Suero siente que le
palpita el corazón y las sienes por la profunda indignación que le causa lo que
está oyendo, y no puede evitar un pensamiento y es que esas monjas son rebeldes
porque el demonio las posee, pero debe guardar prudencia, no debe dejar mostrar
su enfado ante las mujeres que están ante él, debe mostrar que él es el que
manda en la iglesia de Zamora, incluido el monasterio.
- Decid , sor María, ¿sentís
miedo en este monasterio? ¿De alguna manera pensáis que vuestra vida peligra ? ¿Se os ha hecho
maltrato?
- Sí, eminencia, se me ha
insultado a mí y a todo mi linaje, se me ha llamado “perra,” “hereje”, me han
arrastrado por las piernas, pero el miedo más grande lo pasé cuando Mioro Vida
con otras, después de completas, me
colocaron entre las dos partes de la puerta y apretaron y apretaron hasta que
me hicieron sangrar ; sólo cuando vieron la sangre, por miedo dejaron de
hacerlo. En otra ocasión Inés, que es experta en componer canciones obscenas
hacia mi persona, trató de meterme los dedos en los ojos mientras me llamaba
“perra”. Sí, eminencia, he sido humillada y torturada desde el día en que “vos”
me nombrásteis para este cargo y sufro
todo esto con santa paciencia, y soporto
cada día ver cómo se va relajando la disciplina de “mi” monasterio cuando hay
hermanas como Estefanía, que exige un lugar aparte en el refectorio y su propio
dormitorio, y lo soporto porque sé que los caminos hacia Dios son difíciles,
señor obispo.
-Hermana, querida en Cristo,
estas faltas de disciplina son muy graves ¿Hay alguna cosa más que tengáis que
decir acerca de lo que ocurre en este lugar ?. Os recuerdo que por la
ciudad de Zamora se comenta que aquí se atenta contra la moral ¿Qué de cierto
hay en esto ?
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